“(a)mares e ri(s)os infinitos”: la catástrofe de estar juntos delante de la finitud*

Susana Dias es investigadora en el Labjor-Unicamp y fundadora del Orssarara Atelier. Sebastian Wiedemann es cineasta-investigador y fundador del Orssarara Atelier.

Susana Oliveira Dias [1]
Sebastian Wiedemann [2]

 

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¿Cómo continuar delante de la finitud? ¿Cómo hacer potente nuestra relación con las aguas? Hay algo en nosotros que nos fuerza a mantener vivas esas preguntas y hacer de esta escritura no un mero relato o descripción de estados de cosas vividos durante el encuentro-acción “(a)mares e ri(s)os infinitos” – que concebimos y realizamos en 2015 en Campinas-Brasil durante una de las mayores sequias que el sudeste del país ya ha enfrentado –, mas un hacerse digno de aquello a lo que somos llamados constantemente en nuestros gestos de investigación y creación: llevar a serio lo que puede ser pensar por el medio de las cosas-seres del mundo, por el medio y entre (Deleuze; Guattari, 1995) las aguas, es decir, no encarar las aguas, los ríos y los mares desde las configuraciones tristes que se dibujan en las dicotomías sujeto-objeto, teoría-practica y realidad-ficción y que llevan lo humano a la experiencia de finitud y de desconexión con la Tierra. Pensar por el medio y entre de las aguas exige un arriesgarse a hacerlas compañeras de escritura, dejarse afectar por ellas, encararlas como medios, encararlas por el medio y al mismo tiempo no aislarlas de los medios que dependen para seguir existiendo (Stengers, 2017).

La catástrofe de estar juntos delante de la finitud es la catástrofe de aceptar que debemos desapegarnos de una percepción demasiado humana (Nietzsche, 2000) y que debemos hacerle lugar a una percepción de las aguas que altere las apuestas comunicacionales y educativas dominantes. Abertura que tiene como condición un cierto estado de infancia del pensamiento-cuerpo- escritura, en el cual no sabemos de antemano como ganar intimidad con las aguas, pero sentimos que es necesario crear zonas de contacto, experimentaciones entre heterogéneos e intersticios de donde nascen afectos entre-vidas, disposiciones entre-disciplinares. Se trata de hacer nacer ríos-mares en la escritura, en la fotografía, en la pintura, en el video, en la performance, en la calle, en el cuerpo…, hacer nacer constantemente un pensamiento alegre, moviente e incierto que convoca otras potencias para la performance, el audiovisual, la comunicación y la educación. Aprender a escuchar todo un rio-mar que no tenía existencia antes y que solo se hace posible cuando tenemos el coraje de escribir destrozos y fragmentos fluctuantes a la deriva; cuando experimentamos disponer fragmentos en una disponibilidad errante para encuentros imposibles, que no pueden ser determinados de antemano. Ser parte de esta corriente y traer en los cuerpos-papel- investigación el temblor de una poesía-pensamiento descontrolado que abre modos menores de existencia de un rio-mar por y entre prácticas concretas. Abertura a un movimiento fractal e infinito de vida, donde dejarla pasar es abrirse a una larga preparación de quien en la sequedad extrema, en la casa arruinada e inundada, siente el mayor aliento para continuar.

La pregunta ¿cómo continuar delante de la finitud? pide una dignidad que se afirma en la discontinuidad de mares y ríos, en un insistir en abrir continuas variabilidades de a/mares y risas/ríos por la vida. Diferente de sequias dichas naturales, cíclicas, previsibles que alcanzan el nordeste del país, donde la percepción de catástrofe política producida incesantemente por la llamada “industria de la sequía” parece ya constituir un cierto análisis común, la sequía de 2015 desafió el mayor estado del país – São Paulo – como nunca antes, haciendo sentir violentamente algo que, para nosotros – nuestro grupo de investigación multiTÃO del Labjor-Unicamp; nuestro laboratorio, la revista ClimaCom y el Orssarara Atelier –, nos preocupa desde siempre, a saber: la impotencia política de las lógicas recognitivas de las apuestas comunicacionales y educativas delante de la catástrofe, el modo como somos relegados constantemente a la impotencia y la necesidad urgente de comprometernos en la emergencia de un nosotros, de una causa común que no está dada.

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“(a)mares e ri(s)os infinitos” fue un experimento pensado no para evitar la catástrofe y si para acogerla, acoger la potencia política de un pensar y crear capaz de acoger la catástrofe como fuerza de hacer proliferar y variar los finitos, de desorganizar los conjuntos, formas y problemas ya dados de la comunicación y educación. Pensar la catástrofe del lado de la vida como quien compone con el rio y se lanza al mar, como quien necesita explorar el movimiento infinito del rio en infinitas direcciones para alcanzar una cierta condición oceánica de estar juntos, en la que tenemos la seguridad de que no se puede desistir de nada, de ninguna posibilidad, de ningún camino y donde antes es necesario reactivar un máximo de conexiones-relaciones para aprender a habitar lo que fue destruido, para limpiar lo que fue envenenado, para no pasarse para el lado de aquellos con los cuales tenemos que luchar (Stengers, 2017).

Por eso apostamos en disponer junto en un mismo encuentro-acción elementos tan diversos, muchos modos de conocer y de habitar el mundo, muchas personas, muchos ríos. Un encuentro-acción que inventa, el mismo, una cuenca hidrográfica nunca vista, una rede fluvial de problemas-ríos que alimentan el nacimiento incesante de una red de afectos-ríos- voladores. Un encuentro-acción cuya existencia ocurre en las prácticas propuestas, que convocan al mismo tiempo el conocer los ríos ya existentes (y todo un campo problemático ya diagnosticado) y el hacer cuerpo con ríos porvenir. Ríos que ganan existencias singulares por el caminar, dibujar, escribir, pintar, danzar, fotografiar, filmar, por el estar juntos de científicos, artistas y habitantes locales que de diversos modos, con procedimientos y materiales distintos, se proponen ganar intimidad con los ríos, se proponen abrir escuchas impensadas, a través del oficio mágico de hacer del cuerpo una mesa de trabajo espiritual y con ello abrirse a conexiones para curar y aprender.

Convocamos la escultura sonora RIO-OIR del artista Cildo Meireles, que relaciona los sonidos de muchos ríos con muchas risas y el documental de Marcela Lordy que deja escapar relaciones con los procesos de “Oir el rio” de este artista y que nos abre a escuchas a lo largo del cuerpo-mundo para las potencias sonoras de las aguas, que pueden ser escuchadas como cantos, cantos de las aguas, de las bocas. Hicimos una visita al riachuelo Anhumas con el geógrafo Salvador Carpi Junior do Instituto de Geociencias de la Unicamp, que trabaja con el mapeamiento de riesgos ambientales y tuvimos contacto con el modo como se relaciona con la cuenca, las unidades geológicas, el escudo cristalino, las formaciones sedimentares y las poblaciones locales, y como todo esto coloca todo el tiempo en riego sus búsquedas por definir metodologías de participación y gerenciamiento colectivo de los recursos
hídricos. Fuimos invitados a convivir durante una tarde con esos habitantes que tienen un rio degradado en su patio y enfrentan constantemente problemas con las inundaciones de las aguas que traen residuos, enfermedades, investigadores, políticos, periodistas, fotografías, reportajes de TV, proyectos de ley, normas y directrices técnicas…toda una inundación de decir como ellos deben actuar, que la mayoría de las veces, no reconoce el hecho que la vida de estas personas esta entrelazada con la de rios, que ambas coexisten y entre-viven.

Por su vez, nos adentramos en las iniciativas artísticas del colectivo argentino Ala Plástica, de Alejandro Meitin e Silvina Babich, que articulan ecología, sustentabilidad, recuperación de economías locales e intervenciones artísticas en el estuario del rio de La Plata y del delta del Paraná y vimos emerger las “mesas de trabajo” como metodologías que se articulan con nuestra apuesta de pensar-hacer una comunicación como encuentro de heterogéneos. Participamos de un workshop de construcción de “linternas de los ahogados”, con el artista Armando Queiroz que, a partir de la pregunta ¿puede un rio ahogarse?, propuso la procesión “Rios de Luz”, haciendo emerger por las calles de Campinas el riachuelo Tanquinho que fue canalizado y enterrado bajo las grande avenidas y construcciones de la ciudad. La intervención recrea un ritual común de Belén de Para: cuando alguien se ahoga las personas van a los ríos con pequeñas calabazas y velas encendidas y las lanzan al rio. Se dice que donde las calabazas paran están las personas ahogadas, una aparición que crea una especie de territorio frágil alrededor de una existencia poética de los cuerpos desaparecidos. La procesión pensada como la búsqueda por enseñar relaciones poéticas el agua que resistan al desaparecimiento y la finitud. Deseos de dar una existencia poética a los ríos enterrados y así afirmar que los ríos somos nosotros mismos, las relaciones que inventamos y nuestra capacidad de cuidar y mantener prendidas las pequeñas chispas de vida de deben brillar. Con la bailarina Hellen Audrey hicimos una preparación corporal para que ese disponerse en la procesión fuera un disponer los cuerpos en otras velocidades y afectos en la ciudad de Campinas. Cuerpos tomados y poseídos por fuerzas moleculares de las aguas.

Un abrazar un mar sin fin de nuevas relaciones posibles cuando nos dejamos inundar por la vida. Todas esas actividades fueron atravesadas por el Libro-rio/sorrisa que inventaba su curso abriendo experimentaciones con pintura por entre fotografías y mapas hídricos. Cada una de las acciones e intervenciones que realizamos en el evento, asi como la escritura que aquí proponemos llevar adelante, son modos de escribir con las fuerzas anímicas de las aguas, son modos de que nos abramos a las fuerzas de los ríos que, caudalosos en sus devenires, se hacen mar. Son modos de hacer de la escritura un lugar donde las fuerzas de la vida puedan proliferar (Deleuze, 1997) acogiendo la potencia cosmopolítica (Stengers, 2014) de la catástrofe como posibilidad de variación de los finitos, desorganización de las formas y problemas ya dados. Pensar la catástrofe del lado de la vida como quien compone con el rio y se lanza al mar en infinita variación.

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Aprendemos con los ríos que no es posible recuperar una condición original, mas si hacer del nacimiento constante nuestro modo metamórfico de vivir y pensar. Aprendemos que no es posible recuperar un territorio existencial que se encontraría presupuesto desde el inicio, ni regenerar su carácter supuestamente real y verdadero, mas si seguir proliferando modos de existencia particulares que desafían cualquier modelo de verdad y que resistan a cualquier voluntad de juicio. Todo un querer un delirio-rio del pensamiento que hace intolerable cualquier apuesta representativa, cualquier voluntad de normalización, cualquier apuesta en una explicación, en una supuesta simplificación, en la denuncia o en la concientización. Pues el delirio de rio es reír del poder, es hacer de la carcajada un complicar-multiplicar las esferas de la vida, un implicarse en ellas; es arrastrar los hombres de vuelta a la tierra, aliviándolos del peso del habito, de la moral y la inteligencia. Somos forzados a enfrentar fuerzas donde nunca nos sentimos “en casa” y de este modo despoblar la tierra para poblarla de otro modo, con composiciones menos solidas, más liquidas, inestables. Abrir la tierra al Cosmos, abrir el hombre a todo lo que hay de no humano en lo humano (Lapoujade, 2015). Proliferar nuevos territorios existenciales en que cuerpos y relaciones se encuentran en un estado de catástrofe que, en la mayor de las prudencias, es decir, preguntándose por la vida en la mayor proximidad con ella, afirman la posibilidad de traer el infinito en lo finito.

Y esto solo ocurre cuando se complica nuestra percepción, cuando nos hacemos dignos de hacer cuerpo con el mundo, cuando somos invadidos por una percepción-rio, a veces turbia, a veces cristalina. Y aun cuando es cristalina, la percepción-rio nunca sueña cosas claras y distintas, como podría ser soñar que el rio esta abajo y las nubes arriba. El rio quiere que todo este junto, se adentra en los cuerpos, rasga, arruina, agita y como estruendo transforma todo allá adentro… carne, palabras, tiempo. Hacerse rio es crear un entre-tierras, un entre-medios, un entre-seres, un entre-vidas. Un entre hecho para corroer márgenes y arrastrar todo aquello que se dice fijo, para descomponer significaciones, para desmontar juicios y embarazar la Tierra e irrigar los límites con nuevos posibles. Como el agua que avanza, cargar para lejos, inventando distancias, abriendo encuentros inimaginados. Distancias que son diferencias, multiplicidades no métricas, inexactas. Distancias rigurosas, desplegadas al infinito. Un llamado a experimentar la comunicación y educación de modos muy distintos, porque rio es cosa sin orden, es pura potencia de flujos y cruces imprevisibles, es pura fuerza turbulenta de estar juntos como quien busca no satisfacerse con las respuestas, y si como quien se deja cargar en un proliferar lento y sinuoso de nuevas preguntas – ¿Qué es afectar?, ¿Qué es y que puede un rio? – así nace también un cortometraje, que como diferencia y repetición, que como retorno de lo diferente se dice también “(a)mares e ri(s)os infinitos”. Entre visualidades y sonoridades, aprender a montar/editar como quien lleva un rio dentro.

 


Las nacientes, los ojos de agua no ven, sino que explotan el ver de tanto emanar caudales de agua. La cámara se niega a capturar, llueve, escapa, sigue el encuentro de las aguas, sigue ríos de manos, de cuerpos que, por ser lluvia, son también papeles, tintas, tijeras, colores, líneas, luces. Seguir ríos, crear con ellos. Montaje hecho encuentro de curvear-serpentear las imágenes en un montar-modelar-modular. Componer ríos vivos, descomponer ríos vistos. Fotografías de satélite inundadas por ríos voladores instauran nuevas relaciones entre superficies y velocidades, nacen ríos que convocan la eficacia precaria de un navegar errante, que solo puede ocurrir en barquitos de papel. Un montaje que, entre el satélite que se dice óptico y la mano que se dice haptica. Crea diagramas imposibles que intentan modelar cuali-cuantitativamente el escape interminable de los ríos, el devenir mar de los ríos. Al final no sabemos lo que es un rio, pero tal vez, abrazando la catástrofe de nuestra percepción, habremos sentido su intensidad. (a)mares e ri(s)os infinitos. Un pequeño gesto, una pequeña gran pregunta, un ojo-boca de agua que llega al mar y que quizás, quien sabe, nos prepare para continuar…

 

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Bibliografia
DELEUZE, Gilles. Crítica e clínica. Trad. Peter Pál Pelbart. São Paulo: ED 34, 1997 (Coleção TRANS).
DELEUZE, Gilles; GUATTARI, Félix. Mil Platôs: capitalismo e esquizofrenia. Trad. Aurélio Guerra Neto e Celia Pinto Costa. Rio de Janeiro: ED 34, 1995. (Coleção TRANS).
LAPOUJADE, David. Deleuze, os movimentos aberrantes. Trad. Laymert Garcia dos Santos. Rev.Luiz B. L. Orlandi. São Paulo: n-1 edições, 2015.
NIETZSCHE, Friedrich. Humano, demasiado humano – um livro para espíritos livres. Trad. Paulo César de Souza. São Paulo: Companhia das Letras, 2000.
STENGERS, Isabelle. Reativar o animismo. Trad. Jamile Pinheiro Dias. 2017. Belo Horizonte: Chão da Feira. Disponível em: http://chaodafeira.com/cadernos/reativar-o-animismo/ Acesso em: Nov. 2017.
STENGERS, Isabelle. La propuesta cosmopolítica. Pleyade, Dossiêr “Cosmopolíticas”, n. 14, jul-dez. 2014, pp.17-41.
STENGERS, Isabelle. No tempo das catástrofes – resistir à barbárie que se aproxima. Trad. Eloisa Araújo Ribeiro. São Paulo: Cosac Naif, 2015.

Proyectos: Mudanças climáticas em experimentos interativos: comunicação e cultura científica (CNPq No. 458257/2013-3); Sub-projeto “Sub-rede Divulgação científica” da Rede Brasileira de Pesquisas sobre Mudanças Climáticas Globais (convênio FINEP/ Rede CLIMA 01.13.0353-00); Instituto Nacional de Ciência e Tecnologia para Mudanças Climáticas (INCT-MC) – (Chamada
MCTI/CNPq/CAPES/FAPs nº 16/2014/Processo Fapesp: 2014/50848-9).

Recebido em: 15/11/2017

Aceito em: 15/11/2017

 


* Este artigo foi originalmente publicado em português na Revista ComCiência, dossiê 194, dez2017-jan2018: http://www.comciencia.br/amares-e-risos-infinitos-catastrofe-de-estar-junto-diante-da-finitude/

[1] Susana Dias es doctora en educación, investigadora en el Labjor-Unicamp, coordinadora del grupo de investigación “multiTÃO: prolifer-artes sub-vertendo ciências e educações”, editora de la Revista ClimaCom, y fundadora del Orssarara Atelier. E-mail: susana@unicamp.br

[2] Sebastian Wiedemann es candidato a doctorado en educación, cineasta-investigador en OLHO Laboratorio de Estudios Audiovisuales FE- Unicamp, becario CNPq y fundador del Orssarara Atelier. E-mail: wiedemann.sebastian@gmail.com